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CANTANTE DE ÓPERA MEXICANO CON TESITURA DE TENOR

Entrevista el tenor mexicano con Francisco Araiza

Entrevista el tenor mexicano con Francisco Araiza

¿Por qué el contraste entre la selección de las obras de Tchaikovsky, Verdi y Gounod?

Los contrastes son esenciales, son estilísticos, mentales, culturales, de lenguaje, inclusive musical. 

¿Cómo surgió la selección de las piezas interpretadas?

Este programa surgió de los deseos personales de los intérpretes;  del momento dado para presentarse en una gala de esta magnitud, así encuentran las diferentes motivaciones para visualizar o implementar su repertorio.

Por ejemplo, tenemos que María Katzarava interpretará por primera vez el Aria de La Tatiana, el barítono Alex Lawrence, con toda seguridad va a convertirse en un gran Onegin en un futuro; tenemos que el bajo Eric Halfvarson es un experto en esta obra interpretando al Príncipe Gremin en diversas ocasiones en los escenarios más importantes del mundo y como yo tengo un repertorio sumamente amplio es muy fácil compaginar un programa que sí conserva un contenido dramatúrgico estable.

Los cantantes dijeron “a mi me gustaría cantar esto”. Después, Ramón Vargas junto con el Dir. musical decidieron cómo ensamblar los programas que estamos cantando, que son dos; este sería el segundo programa.  Ambos tienen la congruencia de que la primera parte se dedica a un compositor que en Bellas Artes fue a Wagner y en León a Tchaikovski.

En la segunda parte del programa, que se presentó en León, se hizo una variación en estilos y compositores un poco más ligera, no tan estricta.

El programa que escuchamos  ¿Hace muestra de la diversidad de voces y de técnica?

Definitivamente, la intención principal es que cada uno de los cantantes se muestre de la mejor manera posible.  A nadie se le impuso un criterio musical por acomodarlo al programa, sino que cada quien expresó sus deseos que, afortunadamente compaginaron con lo que se pudo lograr de forma dramatúrgica.

Sobre su carrera profesional.  ¿Tiene algún referente o personaje que le inspire?

Sí.  Es un bajo-barítono canadiense, se llama George London. 

Para mí representa la esencia de un verdadero artista, de lo que se puede hacer y ser.  Cuando revive la música, que ya es de por sí genial, le imprime un sello propio a lo que está haciendo.  Hace una interpretación personal muy válida de lo que ya existe.

Su manera de ver este arte, de realizarlo, de comportarse con éste es para mí la encarnación del artista Per se.

Tuve el gusto de conocerlo y trabajar con él, me enseñó muchísimas cosas que me han servido en el transcurso de mi carrera no siendo de mi tesitura, ya que él es un bajo barítono y yo soy tenor. 

Su esencia fue lo que me impregnó de tal manera que desde que lo oí me fascinó de tal manera que fue el primero que destelló el “todavía deseo secreto” de convertirme en cantante de ópera.

De la gama de ópera existente, ¿Cuáles son las características vocales que usted posee?

Primeramente, cuando salí de México, en 1974 llegué a Münich, Alemania, a tomar parte en un concurso internacional de gran importancia y desde el momento en el que abrí la boca, fueron tres apóstrofes o predicados los que se me adjudicaron:

Primero que nada ser un tenor “mozartiano”, segundo, dominar muy bien el idioma de los estilos (alemán) que estaba cantando como Mozart y Schubert y finalmente ser el sucesor de Fritz Wunderlich que había fallecido unos años antes; considerado  el clásico tenor mozartiano.

Además me tocó cerrar la tradición en la que un tenor lírico con ciertas características físico-vocales, eventualmente tendría un desarrollo vocal y artístico tal que pasaría por todo el tipo de repertorio hasta culminar en los roles más demandantes del repertorio dramático y heroico de Wagner y de Strauss.

Esa fue mi trayectoria, del repertorio mozartiano pasé al Bel Cantista, después al repertorio francés y después al italiano fuerte culminando con el repertorio Wagneriano en 1990.

Cuando está en el escenario… ¿Qué le preocupa más, la actuación o el canto?

Todo es un producto del momento.  Ya cuando se tiene una cierta experiencia, lo fundamental es el contenido emocional.  Desde luego queremos cantar bien y cantar bonito, que le guste a la gente, pero más allá de eso, nosotros queremos llegar hasta el centro del individuo que nos esté escuchando y enriquecerlo de una manera que no hubiera tenido si no hubiera estado aquí.

¿Cuáles son los cuidados que requiere la voz de un cantante de su nivel?

Debe haber un cuidado de la voz, definitivamente; no fumar, no tomar, no acudir a lugares demasiados ruidosos, evitar cualquier tipo de infección respiratoria, dormir bien, alimentarse bien y hacer ejercicio.

 ¿Cuándo se dio cuenta de que esta era su profesión?

Eso fue en 1973.  En ese momento estaba dividiendo mi vida en dos secciones; por un lado estudié Licenciatura en Administración de Empresas en la UNAM y estaba trabajando como administrativo en un Bufete y por el otro lado dedicado a la música.  Llegó el momento en que el jefe del Bufete de analistas me propuso dirigir una sucursal de su oficina en Monterrey que desde luego requería de tiempo completo. Hasta entonces yo le había dedicado solo medio tiempo a la Administración, entonces dije “Lo voy a pensar”… y decidí por convertirme en músico de tiempo completo.  Y creo que fue la decisión correcta.

Maestro, ¿Hay algo que quisiera agregar?

Que el público asista a la ópera, les hacemos una cordial invitación a este tipo de eventos y a que sigan impulsando este arte excelso.  La ópera es una experiencia multifacética y multisensorial única.

La percepción de una verdadera y buena función de ópera, es inenarrable; es un Universo en sí mismo.

Francisco Araiza es un cantante de ópera mexicano con tesitura de tenor. Es considerado el sucesor del tenor clásico Fritz Wunderlich. Fue alumno de la maestra de canto Irma González en el Conservatorio Nacional de Música y estudió repertorio alemán con Erika Kubacsek. Se presentó por primera vez en Europa cantando repertorio mozartiano en la ópera de Karlsruhe y fue invitado y ganador del concurso de la Radiodifusión Bávara en Münich, Alemania. Se presentó por primera vez en Bellas Artes en 1977, interpretando a Tamino en La flauta mágica de Mozart, y desde entonces ha participado en numerosas ocasiones con diversas interpretaciones y variados repertorios con las compañías más importantes de ópera y teatro en el mundo. Ha realizado cerca de 50 grabaciones de audio y video. El estado Baden-Württemberg le otorgó el título de Professor, el más significativo que otorga el gobierno alemán.