miércoles. 24.04.2024
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Nadar con tiburones

Jaime Panqueva

Nadar con tiburones

Siempre he considerado que el mar ha sido el gran ausente en la literatura latinoamericana. Países como Colombia y México, bordeados por dos oceanos, han desdeñado el tema marino desde hace siglos. Para nuestros escritores, y como honrosas excepciones podríamos nombrar a Rafael Bernal en México y Juan Carlos Botero en Colombia, el mar se trata desde la playa y funciona como pintoresca contingencia del paisaje.

Por otra parte, son también extraños los casos en los que una novela latinoamericana es protagonizada por un animal. Hablando de estos dos países recuerdo solamente El moro de José Manuel Marroquín. Con seguridad habrá más y a la vez serán honrosas excepciones. Mi recomendación de esta semana consiste es Sangre en el zafir, novela ganadora del Premio Nacional de Novela Jorge Ibargüengoitia 2013, que acaba de ser editada por Ediciones La Rana. Escrita con una prosa poética nos narra la vida de un tiburón blanco, desde que es parido (yo tampoco lo creía pero así nacen) hasta su fin en los fosas abisales del océano. La novela atrapa por sus descripciones de la fauna, por la constante agitación y peligro que rodea tanto a la cría, como luego al escualo de dos metros y medio, hasta que alcanza su madurez y perfección al rayar los siete metros de eslora. Su autor, Mario Jaime, doctor en ciencias marinas, buzo, dramaturgo y poeta, ha logrado captar la vida salvaje subacuática, en un trabajo que dista mucho de ser un documental de la National Geographic. Por su uso del lenguaje, la descripción del medio indómito y el dolor que acompaña desde su nacimiento hasta su muerte al gran depredador de los mares, Sangre en el zafir se acerca más a Melville o Jack London que a otro tipo de narrativa que desee usar al animal como mero personaje de una fábula. Un fragmento: “¿Existe un porqué o todo fue remolino que nos lanzó para sufrir nuestra inexorabilidad? La interrogación del hipocampo, la ventosa carroñera del nautilo, los picos y los túneles de estrellas, el venero fugaz de los erizos, las espinas y los cilios ¿Qué representan en tu camino? ¿Cuál fue su razón?”

Considero a Mario Jaime uno de los escritores a los que vale la pena seguir el rastro. El año pasado ganó en la misma convocatoria la categoría de poesía con Poemas africanos, editado en la misma colección. Por si fuera poco ha obtenido premios por trabajos en dramaturgia. Si desean más información sobre el libro, pueden consultarla aquí.

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