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Cerati en el corazón sonoro universal

Víctor Hugo Mondelo

Cerati en el corazón sonoro universal

A cuatro años y medio año de un suceso que cimbró el mundo musical latinoamericano. Gustavo Adrián Cerati, nacido en Barracas dentro de la furiosa Buenos Aires, sufría de un severo infarto cerebral, después de un concierto en Caracas con la gira Fuerza Natural. Su vida se apagó el pasado cinco de septiembre de 2014, después de casi media década en coma, a pesar de empezar a mover partes del cuerpo, bajo la polémica de desconectarlo o no, por lo que su madre se aferraba a mantenerlo con vida. Pero toda esperanza se apagó al sufrir un paro cardiorespiratorio.

Para mí fue un shock. Como artista y sobre todo el melómano empedernido que era, incluso debo aceptar que la nostalgia arropó mi ser. Me llegó a la mente la primera vez que escuche a Soda Stereo. Era el año 1984, mi padre trabajaba en Silao, con unos socios españoles de Navarra en la producción y exportación de espárrago blanco. Uno de ellos se hizo mi padrino. A mis cortos 7 años me convirtióen un adicto a Radio Futuray Joaquín Sabina. Era peculiar, pues él llegaba de España con música que uno o dos años después sonaba en México, promovida por Televisa, de grupos como Mecano, Hombres G, Nacha Pop o Alaska y Dinarama. A la casa de los españoles iban muchos extranjeros para hacer negocio. Uno de tantos era un argentino cuyo nombre no recuerdo. Un día, estando él presente, pasaron en la televisión un video de un grupo argentino nuevo y el che le empezó a gritar a mi padrino: ¡Mira, pelotudo! Estos faloperos sí que son buenos, no como los Radiofutura. En el programa salió el video de Dietético, una canción que me pareció muy simplona comparada a las rolas de Santiago Auserón y sus Radiofutura. Lo que me cautivó fue cómo el argentino empezó a cantar la estrofa final de la canción: ¡El régimen se acabó, se acabó! Salían incluso lágrimas de sus ojos, movía sus brazos emocionado como las barras futboleras de su país. No entendía, a mi corta edad, cómo una canción así podía emocionar tanto a una persona. Mi padrino se rió y le dijo a su colega argentino: ¡Joder! ¿Cómo te puede emocionar tanto un trío de monjas?

Años después comprendí elmotivo de tal emoción. Soda Stereo nació en una época de renacimiento de Argentina, cuando literalmente “el régimen se acabó”, después de las infernales dictaduras militares que culminaron con la guerra de las Malvinas, luego de secuestrar y desaparecier a miles y miles de jóvenes inocentes. Un trío de amigos conchetos, porteños de Palermo en Buenos Aires, con sangre italiana y cierta afición al equipo de futbol River Plate, creó una banda con el nombre más pop y ad hoc a la época ochentera: Soda Stereo, un grupo de rock pop, sin banderas ideológicas, que fue la vanguardia de una revolución musical en Latinoamérica a mediados de los ochenta, del llamado rock en tu idioma..

Gustavo Cerati, de signo Leo, era el líder creativo de la banda, acompañado de Zeta Bozio en bajo y su némesis de signo Aries, Charly Alberti en la batería, al cual conoció porque era novio de su hermana. En pocos años sacaron un super hit que sonó en todas las latitudes, Nada Personal, del disco con el mismo nombre. Entonces canciones como Si no fuera por, Temblor, Juego de seducción, Danza Rota o Cuando pase el temblor, sonaron fuera de las fronteras argentinas en el ´85. El golpe lo dieron un año después con el álbum Signos. Rolas como El Rito, Prófugos o el megahit Persiana Americana, los catapultaron a rockstars en todo Sudamérica durante el ´86 y ´87, con giras de conciertos memorables plasmadas en el disco Ruido Blanco.  En países como Chile, Colombia, México y Perú se creó la sodamanía, un efecto que recordaba la fama de grupos como los Beatles. Las chicas enloquecían por las letras candentes de Cerati en Soda, quien las llevaba al extremo con su manera de tocar la guitarra contorneándose en los conciertos como un devorador de minas.

En el 88, salió Doble Vida, un disco que grabaron en Nueva York; lo compré en el D.F. Me gustó tanto que ahorré para el cassette y lo puse en mi walkman. Oír en trayecto la rola de La Ciudad de la Furia acostado en la parte trasera del coche de mi papá, observando el pasar de los edificios en Reforma y Polanco, fue una de las sensaciones sonoras más delirantes que he tenido en la vida. Poco después esa vivencia se materializo en el video y pude notar, sorprendido, una especie de conexión extrasensorial con la banda.

Durante esa época Soda Stereo hizo dos conciertos en León, en el ahora nombrado Domo de la Feria, a finales del ´87 y en el ´88. Pude constatar que en directo era como mejor sonaban. La gente se prendió bastante con Soda, quienes llegaron caminando tranquilos del hotel Real de Minas, en algo muy diferente a lo que sucedía en Chile, Argentina o Perú, donde hordas de niñas en plena explosión de hormonas corrían a devorarlos.

La evolución sonora

Un gigantismo del que tanto hablaba Cerati en sus entrevistas lo empezaba a cansar, pues también en Argentina había otra banda de rock desde fines de los setenta, un tanto más urbana, con tintes de blues, jazz y reggae, Los Redondos de Ricota, a quienes gran parte de la población argentina notó más cercanos al pueblo y menos glamorosos -según esto, “más neta”- que los famosos Soda. Lo extraño es que los medios empezaron a poner a ambas bandas como entes antagonistas, al grado de compararlos con un partido de fútbol entre River Plate (Soda) y Boca Juniors (Redondos). En cada concierto se oían cánticos contra la banda contraria, juego al que no quiso entrar Soda, pues Cerati siempre declaraba sobre eso: Uno va a un concierto a escuchar música, a disfrutar, esa onda de cantar contra el otro me apaga. Y sí, lo empezaba a apagar.

Lo apagó pero de ser un superstar. Ya no se hallaba a gusto en las listas de billboard o de ganar discos de oro y platino por las altas ventas. Ahí Soda empezó a caminar por la madurez musical de la experimentación, una nueva década se asomaba. Todo empezó con el legendario Canción Animal en el 90, disco que ya no fue el maremoto de fama ni sobrevuelo. El sonido se había tornado menos popy más rock progresivo; con Daniel Melero el músico del enigmático grupo Los Encargados, con una guitarra fuerte, tocada con maestría por un cada vez más experimentado Cerati, el único hit que apareció en las listas de popularidad fue Música Ligera. Las demás rolas como Entre Caníbales, Séptimo día, Un millón de años luz u Hombre al Agua, fueron un regalo para un nuevo público, ávido de calidad sonora con mayor estruendo.

El fantasma de gigantismo seguía de nuevo a Cerati. Era tal la popularidad de Soda en Argentina, que llegaron a tener más de doscientas mil personas en un concierto en directo, al final de su gira de Canción Animal, en una plaza de Buenos Aires. Durante esa época tuve el privilegio de ir a un concierto donde se presentaron los Soda junto a los Caifanes. Fue un momento de oro para ambas bandas pues, parecía, tenían gran similitud en su rumbo musical. Después de eso el grupo de Saúl Hernández empezó a desmoronarse paulatinamente, y en Soda también había un desgaste importante.

Una pequeña época sabática de Soda fue la que vivió Cerati al producir junto con Melero el álbum Colores Santos, con un sonido familiar pero muy aparte de lo habitual, llevándolo a la reinvención con rolas como Vuelta por el Universo, Hoy ya no soy yo y Tu Medicina. Los tres sodas de nuevo en el ´92 se dan un encerrón trascendental. Entre champagne, vino tinto, tabaco y demás, se ponen a parir Dynamo, el material más revolucionario de la agrupación, adelantado a su tiempo, vanguardista a más no poder. Es tan ácido que ahí muchísima banda enamorada de los ochentas suspiraba por el Soda de antaño. Las ventas de esta nueva recopilación fueron muy bajas, a comparación de lo anterior, y dio surgimiento al Sonido Sónico, en el que Cerati se encargó de llevar la bandera de un movimiento donde nacieron bandas como Los Brujos, Ataque 77, IKV, Babasónicos, 5 minutos y Juana la Loca. Soda se posicionó como un grupo de culto al arriesgar de esta manera.

Cerati aprovechó esta coyuntura para realizar su primer disco como solista. Otra pieza de gran vanguardismo musical, Amor Amarillo, fue un álbum de eléctricos eclécticos, covers potentes y suaves matices; inspirado por su bella esposa chilena, Cecilia Amenábar, y su estreno como padre de Benito y luego de Lisa, a quien le compuso una canción memorable, antes de estar incluso concebida.

Vino la época de oro del MTV Latino, con esos VJs más locochones, un gran soplo de oxigeno del ´93 al ´97 para el rock latino. Su programación apostaba por las nuevas bandas de rock y grupos ya consolidados como Los Rodríguez, Los Héroes del Silencio, Los Auténticos Decadentes, Aterciopelados, Molotov, Control Machete, PlastilinaMosh, Fobia, Café Tacuba, Mano Negra y Los Ratones Paranoicos. Éstos aprovechaban la miel del éxito de tal canal en nuestro continente, recibiendo una gran difusión con la generación X. Soda era a esas alturas muy respetado y gozaba de un gran liderazgo. Fue así que en el ´95 sacaron lo que sería su último álbum de estudio, el delirante y sofisticado Sueño Stereo, donde rolas como Disco Eterno, Ella uso mi cabeza, Ángel Eléctrico,  Zoom y Crema de Estrellas, fueron el telón adecuado de tan brillante carrera grupal.

Cómo olvidar el gallardo Unplugged de Soda en MTV, con versiones originales de sus clásicos y algún tributo a la clásica banda de rock argentino Vox Dei. Después de eso Soda dio una de sus últimas giras, donde explotaron tanto Cerati como Charly Alberti. Temperamentales, sin llegar a buenos acuerdos y fastidiados de tener que convivir casi a diario por más de catorce años, deciden de mutuo acuerdo los tres, ponerle sorpresivamente fin a Soda Stereo en el ´97 con una memorable gira, que me tocó ver en el Palacio de los Deportes. Su último concierto en el Monumental de Buenos Aires, ante sus más fieles fans, fue sin duda el mejor concierto de su historia, al cerrar con broche de oro y dar el famoso, por parte de Cerati, GRACIAS TOTALES.

El Guerrero Melódico

Con Soda atrás, Cerati nunca dejo los estudios de grabación. Con PLAN V, efímero proyecto que hizo viviendo en Chile, se reunía con unos amigos Djs, arriba de un bar alternativo y tocaban sampleos y sets de música electrónica. Después de dedicar un buen tiempo a su familia, en el ´99 Gustavo cierra una década de gran valor creativo en su composición musical con otra joya que marca el Nit de su carrera como compositor; Bocanada, disco donde llevo al máximo sus alcances musicales de exploración y experimentación, de lo electrónico con Paseo Inmoral a la balada pop rock con Puente, o al uso de una orquesta sinfónica de gran renombre con Verbo Carne. Con esto de nuevo nos vuelve a sorprender. Vrea, un proyecto grandioso por encargo, para tocar temas suyos y de Soda en el álbum 11 Episodios Sinfónicos, sí, con la orquesta sinfónica de Buenos Aires, vestido como el famoso personaje literario de Saint Exupery, un ”principito melódico”. Es increíble la perfección de este trabajo, mostrando una vez más su gran nivel de intérprete, empapándonos con su eterna originalidad.

Empezó una nueva década, un nuevo siglo, y más que reinventarse de nuevo, Cerati cabalgó por un universo retro y progresivo de su vida musical. Se vistió con una camisa a cuadros que llevaba hasta para la ducha, sacó el alegre disco Siempre es Hoy, y ahora en su video de la rola Cosas Imposibles ponía a bailar a neonatos en sus cuneros. De ahí se desprenden varias rolas entrañables como Artefacto. Era el 2003 y de nuevo podíamos checar que teníamos Cerati para rato.

A fines del 2004, Cerati saco un disco recopilatorio de su carrera como solista e hizo una gira que pasó por León. Volvía a nuestra ciudad después de dieciséis años. Fue un gran concierto. Bien lo recuerdo: el domo estaba casi lleno, algún idiota que se quedó con la idea de que no era Soda, le aventó una bota que casi le pega en la cara, Gustavo se rió y dijo: Aparte de hacer botas, también las aventás-. Siguió con su concierto, se acordó de haber visitado ese lugar en los ochentas con Soda tocando unos covers de antaño, y prometió regresar…

Poco después, de manera más desenfadada, sin perder el encanto, en el 2006 saco su álbum: Ahí Vamos, ya con menos pretensiones, pero con su sello característico. Recordaremos siempre las rolas de Adiós, Karaoke o Jugo de Luna. Nunca paró con sus giras y en cada concierto, a pesar de que sus propias canciones prendían a la banda, siempre el grito de Soda aparecía y le causaba nostalgia pero también hartazgo.

Para fines del 2007, cumpliendo diez años de parar su marcha, Soda Stereo se reúne por una vez más para dar una gira histórica por toda Latinoamérica y E.U.A. Debemos de decir que Gustavo, a pesar de su brillante carrera como solista, nunca dejó de tocar covers de Soda en sus conciertos. La verdad, por más que le buscó, nunca encontró en el bajo y la batería el nivel y sonido que le dieron Zeta Bosio y Charly Alberti. Un pequeño deja vu se dieron los tres, recordando en cada concierto todas las etapas de la banda.

Su último trabajo, sacado a mediados del 2009, de nombre Fuerza Natural, le colocó fuerte en el gusto de las nuevas generaciones, al mantener su imagen siempre fresca y con la coherencia y honestidad del rockstar, fiel a su público y a su loca imaginación, al componer en el estudio y luego comprobar en vivo su gran energía y envidiable interpretación de voz y guitarra, poniendo temas poderosos como Deja Vu, Magia, Rapto o Tracción a Sangre.

Aparte, en esta última etapa sin Soda se dio el lujo de musicalizar alguna película, tocar en vivo y componer junto a muchas personalidades musicales y grupos de diversos extractos como Babasónicos, Telefunka, Shakira, Charly García, Café Tacuba, Spinetta, Santaloalla, Fito Paez, Bajofondo, así como con el gran Andrés Calamaro, con quien participó por más de dos horas en un concierto a beneficio de los damnificados del fuerte sismo en Chile, a inicios del 2010.

En Caracas Venezuela, durante gira Fuerza Natural , al final de un concierto una embolia lo dejó en un coma doloroso, presuntamente por amoríos con la ninfa modelo Cloe Bello. Una pasión costosa, sin duda. Sin embargo fue coherente cumpliendo con su sentido de vida: dejo la sangre en la arena. Un simple artista, músico, con el don de interpretar su sentir con ritmo, al dar poética al confort sonoro. Dio vitaminas a una nación cuando más lo necesitaba, temblor y furia del mejor rock a las ciudades de nuestra lengua, música ligera a una canción animal, prendió el dynamo de la vanguardia y dio bocanadas del mejor riff a nuestros oídos en una soda poética como aguja en un disco eterno.

Gustavo: nos dejaste con espasmos después del adiós, inmortalizado por tu sueño stereo. Te perdiste en el viaje. Nunca te sentiste tan bien…

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