Victoria
Max Santoyo
La exacta palabra común sin vulgaridad,
La esencial palabra precisa pero no pedante.
T.S. Elliot
Abrir de golpe con las manos el recinto
del tercer ojo encendido de fe
para liberar las palomas mensajeras
que duermen en el sanctuorum
con la alas a cada hemisferio del cráneo
con su cabeza que apuntala desvelos
con las garras firmes al pasado
de cada herida.
Ésta es la urgente llamarada que nos reclama
el tiempo que respiramos
la única vigente mitología.
Abrir de golpe los sellos que nos separan
del tatuaje anciano de la roca
es darle razones al barro original
para clausurar la temporada de lluvia
para callar la amarga voz
en la blancura del tiempo
que lento se desangra
en espejos y responsos
en voces de alarma y espejismo.
Violar el lacre del dogma,
reconocerse consubstancial a la lengua
del fuego primigenio.
Abrir de golpe los fetiches
que engarzamos al lenguaje
las palabras cargadas de símbolos
que no terminan de parir
palabras que se revelan como Ángeles
hambrientos del humo que se llama urbanidad
hambrientos de sangre inocente
como sólo inocente es la sangre
sombría del poema.
Ahora es tiempo de reconocer el aura que fermenta
en vino amable el insomnio
el aura que desprende nuestro tiempo
ya diluye el ego
y surge el novicio significado
donde las palabras sacras no existen
donde la palabra se revela en tumor
en lo íntimo de las pupilas incrédulas.
Ahora la palabra es un girasol que ilumina
en horas bajas
un talismán con el filo de la convicción
para construir un presente sin ayeres
que lo anclen
un mañana ahora.
La palabra transpira belleza
y a sus pies cae
de rodillas
el atavismo.