Política mata gramática

"Si la constitución federal se refiere a los mexicanos, no está dejando de lado a las mexicanas. Entonces, «Política mata gramática» aplicaría en este caso porque la instrucción no es optativa. Por tanto, es un absurdo insistir al respecto… pero si lo hacen, al menos que sea de forma correcta."

Política mata gramática

La concordancia gramatical obliga a hacer armónicos los elementos de un enunciado. La falta de coincidencia podría generar una interpretación equivocada o una franca incongruencia en género y número. Normalmente, la concordancia gira en torno a un elemento central (núcleo del sujeto). Pero, en ocasiones, cuando son varios, surgen dudas de cómo hacerlos coincidir.

Por instrucción federal, los gobiernos de los tres ámbitos de competencia deben incorporar en sus textos públicos e internos la enunciación explícita de géneros. Ello ha obligado a sujetos compuestos, sin tomar en cuenta que tanta escrupulosidad es contrario a la norma del idioma: «…el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie…», indica el Diccionario panhispánico de dudas en la entrada ‘género’. Eso ha sido lo normal en el idioma siempre. Si la constitución federal se refiere a los mexicanos, no está dejando de lado a las mexicanas. Entonces, «Política mata gramática» aplicaría en este caso porque la instrucción no es optativa. Por tanto, es un absurdo insistir al respecto… pero si lo hacen, al menos que sea de forma correcta.

Un sujeto compuesto por dos o más personas, animales, cosas o conceptos en singular concuerdan con un verbo en plural: «El software y el hardware constituyen elementos inseparables». Ahora, un sujeto compuesto por géneros femenino y masculino coincidirán con el masculino gramatical en elementos que les califica: «Las servidoras y los servidores públicos deberán presentar su declaración patrimonial…», incluso en orden inverso: «Los servidores y las servidoras públicos…». También admite: «Las y los servidores públicos…», aunque este último ejemplo suena más a cumplir con la obligación de mencionarlos que a una construcción debidamente estructurada.

Un concepto colectivo seguido de un complemento (persona, animal, cosa o concepto) en plural admite el verbo en singular o plural. Eso depende de cuál considere el redactor como el núcleo: «La mayoría de los servidores públicos sabe sus obligaciones»; o también: «La mayoría de las servidoras y las servidores públicos saben sus obligaciones». En la oración inicial, ‘mayoría’ está considerada la palabra nuclear y en la segunda, ‘servidores’ y ‘servidoras’.

Si la última palabra de un sujeto compuesto resume los componentes del mismo, el verbo concuerda con esta: «Los y las servidores de administración, los y las de operación y los y las de servicio, es decir, todo el personal deberá portar su identificación mientras permanezcan en funciones, estén o no en oficina pública» (¡Caray! ¡Qué de vericuetos por esto de la equidad de género!). Pero si se considera una explicación, no: « Las y los servidores de administración, las y los de operación y las y los de servicio, es decir, todo el personal, deberán portar…» (la diferencia fue una coma).

Cuando en una oración el sujeto esté integrado por verbos sustantivados, el verbo de la oración se conjugará en singular: «Portar el gafete, llegar en tiempo y registrar puntualmente la hora de entrada es obligatorio para todo el personal». Un verbo sustantivado es cuando se le usa como concepto y admite el artículo, no como un verbo conjugado.

Cuando los sujetos estén enlazados por ni o por la vocal o el verbo puede conjugarse en singular o plural: «Ni Octavio, ni Raúl asistirán al curso» (aquí el sujeto se consideran ambos); pero también se admite: «Ni Octavio, ni Raúl asistirá al curso», donde el núcleo es cada elemento. Desde luego, la primera de las expuestas es la preferente.

Ojalá esta moda pase y solo sea sexenal. Me parece, además de antigramatical, de una complejidad que podría perder a cualquiera. La tendencia moderna de la redacción es la sencillez y esto tiene tono de barroquismo.