jueves. 18.04.2024
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Plegarias rechazadas

Edwin Yllescas

Plegarias rechazadas

Cuántas veces he tenido que despedirme de la mujer,
decir adiós porque me expulsó de su paraíso.
Me vi en un solo cuerpo.  Adán y Eva bajo mi parra
escondí cabeza y rostro para que señoras del desdén
a salvo dejaran mi vista cegada por hierro candente.
Deforme de una deformidad caí en cosa más cruel.
Son pocos mis agravios y muchos los recibidos
asunto llamado razón siempre hubo, siempre la hay.
Un rostro siempre es el mismo rostro
el mismo río surcado en diversa mujer.
Las palabras del adiós son labios eternos
no conocen la variación, sólo la repetición
en su adiós toda historia es idéntica en sí;
bíblica sólo repite las palabras del origen.
Un millar de motivos sólo llega hasta cien
se reduce a uno solo. En mi vida harapienta
nunca percibí discordia propia a la manzana
jamás sospeché su pasión por la exclusión.
Puedo argumentar: del Génesis no se desprende
más bien señala gesto igual, culpa para los dos.
Podría señalar: la Biblia aun sin atenta lectura
no conoce el adiós de la mujer donde hay mujer.
No estoy muy claro cómo es el asunto del adiós.
De todos modos, ya no importa, la abandoné y basta.